viernes, 20 de agosto de 2010

Una buena alternativa a las calas más recónditas de Menorca

Viaja y diviertete:

Ibiza es muy bonita. Pero de aquella gran comuna hippy que servía de salvoconducto en los años 70 sólo queda un mercadillo en el que los bolsos ya valen 200 euros. Por supuesto, hay playas y zonas tranquilas. Pero, o parten la isla en dos, precisamente para aislar a la gran masa de jóvenes que llegan a Sant Antoni con la intención de batir el récord de noches sin dormir, o no me encontrarán en ella.

Formentera: preciosa, sin duda. Pero para un viaje un poquito largo, quizás se queda pequeña. Además, sus 83 km2 de extensión cada vez están más ocupados. Encontrar un hotel, en temporada alta y a un precio no prohibitivo, ya es toda una odisea. Así que, podría plantearme de hacer una escapada. Pero nunca durante julio o agosto; más bien en octubre, cuando ya hace falta un buen traje de neopreno para no pasar frío dentro del agua.
Por tanto, me quedo con Menorca. Es un destino impagable. El alojamiento es un poco más caro que en Mallorca, pero vale la pena. No es ni demasiado grande, ni tampoco demasiado limitada. 10 o 15 días, perfecto. Coges un coche y cada día que pasas buscando una cala o una playa es un día ganado.

Porque todo el litoral de la isla es espectacular. No tiene nada que envidiar a otras zonas turísticas de altos vuelos como el Mar Caribe, por ejemplo. Aquí el agua es tan o más cristalina que allí. Y la arena, más blanca si cabe que en Punta Cana. De todas las playas que hay en Menorca, os recomiendo encarecidamente dos.

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