Trinidad y Tobago

Lectura muy amena:
Mi viaje comenzó el Sábado 10 de enero, desde muy temprano me dirigí al aeropuerto Juan Santamaría, un poco nerviosa por tener algún problema con mi pasaporte o con mis tiquetes, pero todo fue muy sencillo y pase directamente a esperar el avión.
Hacía mucho frío, el aeropuerto estaba repleto de personas y al verlos soñaba con los miles de destinos a los que irían de acuerdo a su vestimenta.
Al tocar suelo de Trinidad corrí a recoger mis maletas, después de haber pasado por trámites legales me fui directo a información para el turista y que estos me dejaran saber cual era el hotel más cercano, más barato y accesible a mi presupuesto. $50 dólares el transporte, $60 dólares el hotel... ¡Caramba! Fue una desagradable sorpresa enterarme de tales precios y de mala gana decidí quedarme en el aeropuerto mientras esperaba un día entero a que mi acompañante apareciera. Los precios que había observado en Internet eran más económicos de los que me dijeron y andaba con presupuesto limitado pues estaba preocupada por lo que gastaría en Tobago.
Fue angustioso no tener a alguien con quien platicar por varias horas y no poder acostarme en alguna cómoda silla simulando una cama, durante horas intente dormir para que las horas se me pasaran lo más rápido, pero solo conseguía 5 minutos de descanso y volvía a observar el reloj con enojo.
Fuente:http://www.viamedius.com
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