Un viaje a Noruega

Viaje muy agradable:
Durante el viaje de Madrid a Oslo ellas se burlaron de mí, todo el tiempo. No apostaban ni un centavo a que yo pudiese escalar el glaciar Folgefonna. Pero, ante todos los pronósticos, yo lo iba a hacer. Promesas son promesas, y el motivo de la mía era más que importante. Por eso me molestaban las burlas… ¡en vez de apoyarme!
Ellas se quedaron dormidas, luego de reírse demasiado. Yo estaba malhumorada, las cargadas me dolían. En ese momento me arrepentí de haber encarado el viaje acompañada, era una instancia muy importante para mí y no tenía ganas de soportar chistes.
Yo sabía que mi estado físico era pésimo, pero había intentado revertir el sedentarismo de toda una vida, en un año de entrenamiento. No lo había logrado en su totalidad, pero algo era algo. Yo quería subir, yo debía subir. Por él, por todo lo que había depositado en mi promesa, porque las aguas se habían calmado y porque yo ya estaba en paz. Era tiempo de saldar deudas y mi banco estaba en la cima del glaciar. Aunque ellas no lo comprendieran.
Desde mi casa, y con asesoramiento de un experto, había contratado la excursión. Compartiría un grupo de ocho personas más un guía. Todos desconocidos y de diferentes nacionalidades.
Fuente:http://www.eviajado.com
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