jueves, 19 de febrero de 2009

La ciudad que surgio del desierto

Experiencia muy buena:
Bienvenido al hogar del ludópata. He pagado una habitación para dos días en el motel Somerset House, en la calle Convention Center Drive, a cinco minutos andando de Las Vegas Boulevard South, la arteria principal de la ciudad. Antes de comer doy un paseo de un par de horas, sorprendido por tanto derroche, por los casinos abiertos a la calle, por los hombres y mujeres reclamo. Y por un cura católico que pide dinero para los indigentes a la puerta de un casino. Pero regreso pronto al hotel porque me dolían mucho las piernas. Además, se ha levantado un fuerte viento que arrastra la arena del desierto que rodea a Las Vegas. Me ha parecido una ciudad artificial, con sus imitaciones de la Tour Eiffel o del Arc du Triomphe junto al hotel París, similar a un palacio francés; con el Caesar Palace y su apariencia de templo romano; el hotel Venecia, con paseo en góndola en su segundo piso; El New York, New York, con una fachada compuesta por miniaturas de edificios emblemáticos como el Empire State Building y una pequeña Estatua de la Libertad; el hotel Excalibur, con aspecto de castillo medieval; el Treasure Island, rodeado de agua, con un espectáculo de barcos piratas y sirenas; el Aladdin, una recreación de una antigua ciudad Persa; el hotel Luxor, con forma de pirámide, estatuas egipcias y una esfinge... Cada hotel es un parque temático donde los expertos en el cartón-piedra se esfuerzan por convertir lo artificial en algo más o menos verídico.La calle está concurrida de turistas pero también de gente que trata de sobrevivir, desde una legión de hispanos repartiendo tarjetas de publicidad de bellas prostitutas, hasta imitadores de Elvis Presley que se ganan una propina por dejarse hacer fotos.Son las siete de la tarde y estoy recostado en la cama. He dormido una siesta de dos horas y dudo en salir a la calle, pues me sigue doliendo el cuerpo. Pero no me puedo permitir el lujo de ponerme enfermo en un viaje único como éste. No sé si tengo fiebre.El viento sopla fuerte, pero no es esto lo que me retrae para salir, pues me acostumbré al viento durante mi infancia y juventud vividas en Hospitalet de L’Infant, uno de los lugares más ventosos de España. Su marca es de 177 kilómetros hora, la sexta de España.No tengo nada para leer, y estoy viendo las noticias de la CNN, donde todo el tiempo hablan del duelo Barak Obama - Hillary Clinton en las primarias demócratas. Mi estado griposo me obliga a no salir esta tarde, pero tampoco tengo ganas de escribir en este diario. Es decir, no tengo nada que hacer, cosa rara en mí. Sopla tanto viento que se ve mal el televisor.
Fuente:http://www.vivetuviaje.com
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