Ciudad medieval - Toledo

Viajar es vivir:
Pero esta vez me había rebelado y me había decidido. Rechacé un contrato muy importante, cancelé actividades –importantes para mi representante pero no para mí- y partí. Era una estudiante viajando hacia España, a la ciudad de Toledo.
Me entusiasmaba la idea de ser alguien distinto, o más bien, la persona que siempre fui y que tenía momentáneamente abandonada, por la parafernalia de la fama. Poder salir a caminar, visitar museos, escalar una montaña, salir de compras al mercado, cocinar y, hasta trabajar de mesera. Que nadie me conozca, que todos piensen que soy una estudiante trotamundos, y no una actriz conocida.
Me atrae esta ciudad porque tiene el rico sabor de lo viejo; me gusta lo añejo, lo conservado, por eso es que, de vez en cuando, me vuelco al teatro clásico que, aunque me da menos dinero que el comercial, llena mi alma de placer.
No le avisé a nadie donde estoy, ni a mi representante ni a mi familia. No quiero a ningún paparazzi dando vueltas. Y no es que no confíe en mi gente, pero siempre algún dato se filtra, y no se sabe porqué.
Quiero poder comer un cabrito asado, una sopa de ajo o un queso manchego, sin que las calorías de mi plato salgan publicadas en una revista. Quiero poder cocinar sin que mi bolsa de residuos sea revisada.
Quiero poder caminar, disfrutando del pródigo clima mediterráneo, mirando al sol de frente, sin gafas que oscurezcan mi visión. Quiero poder ingresar a una iglesia sin que se me acuse de mística. Quiero ser libre por un tiempo para luego volver a querer mi profesión, que hace tiempo me pesa un poco.
Fuente:http://www.eviajado.com
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