martes, 15 de septiembre de 2009

Norte Argentino

Relato inolvidable:
La odisea arrancó desde diferentes puntos: Equipo 1 (Clau, Lu, Vero y Naty) salieron a la tardecita desde Buenos Aires en el micro cama suite, para recorrer como los dioses los 1200km que las separaban de San Miguel de Tucumán. Por su parte, Marian (Equipo 2) arrancó a las 12:30hs desde Misiones para recorrer los no-se-cuantos kms viajando como el traste. Primer paso: Oberá-Posadas; cambiar de colectivo esperando 2hs en la calurosa terminal de Posadas; luego subir al Flecha-Bus semicama, soportar 4 inspecciones policiales (una de las cuales incluyó descargar todo el equipaje del colectivo, abrir mochilas y hasta ser olfateada por un ovejero alemán), luego 3 cortes de ruta y media hora por el taller mecánico; más todas las paradas que hizo el micro… Intercambiamos mensajitos de ¡¡buen viaje y nos vemos en Tucumán!!… Qué viajecito… Día 2 (martes 25/3):Luego de casi 24hs de viaje interminable, nos reencontramos en Tucumán. Dejamos las mochilas en un locker de la terminal y nos fuimos a recorrer la ciudad… la ciudad es ‘demasiado ciudad’, y nosotras buscábamos más que nada paisajes, así que nos limitamos a recorrer el centro y la famosa casita, almorzamos y después nos tomamos el micro rumbo a Tafí del Valle ($18). Son 3hs de viaje. El camino espectacular, muchísima cornisa, primero por medio de la selva tucumana, luego de a poco hace un cambio increíble y todo empieza a tornarse más árido. Llegamos a la tardecita y nos decidimos por el hostel “La Cumbre”, en el centro ($30 c/u la habitación de 5, pero sin desayuno). Acomodamos nuestras cosas en el cuartucho y nos fuimos a recorrer. Nos recomendaron ir hasta el cerro La Cruz… así que nos largamos a caminar. Llevamos mate con tortitas y comenzamos a relajarnos…
Más tarde averiguamos para hacer la excursión a las ruinas de Quilmes al día siguiente. Después de regatear un poco, arreglamos que nos llevaran por $80 c/u (ouch, ahí empezamos a desplumarnos).Luego nos fuimos a bañar. Y empezó el problema: hay que lavar la ropa interior todos los días, pero algunos hostels no tienen colgadores! Desde ese entonces, nuestro viaje se caracterizó por el despliegue de ropa interior secándose, dondequiera que fuese (percheros, canilla de la ducha, costado de la cama, barral de la cortina, clavito en la pared, etc; realmente era difícil conseguir 5 lugares originales todos los días, jajaj). Comenzamos a constatar el cumplimiento de la Ley de Murphy; típico caso: al buscar alguna cosa en la mochila, lo más habitual es que esté bien en el fondo, para lo cual hay que revolver absolutamente todo.
Fuente:http://www.viamedius.com
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