America Central

Viajar es vivir:
De ese dinero mensual, yo sólo gastaba un cuarto que me resultaba suficiente para pagar gustos y salidas. De ese modo había sabido ahorrar un buen montículo de dinero.
El mismo día que les hablé de la existencia de esta plata, al mismo tiempo, les conté que en dos días me iba a Guatemala.
Durante años, y sin tener demasiada información, viví repitiendo que mi primer viaje iría a tener esta tierra de América Central como destino final, y así quería proseguir.
Mi madre empezó a desesperar, a llorar, como sí le hubiese comunicado que me iba para siempre. Y mi padre optó por no hablarme y así se manifestó hasta mi partida.
Planeé muy poco mi devenir en aquella tierra lejana; en realidad quería que las montañas, las playas y ese clima tropical fueran mis guías de apoyo.
Claro que había un aspecto, no definitorio, que me había convencido de llegar a Guatemala; desde siempre, también fui una estudiosa de la cultura maya y allí, refugio de las ruinas, podría tener una mejor llegada.
Por fin, con la mochila en mis hombros, llegué a esta tierra cálida, cuyos espacios limítrofes son México, Belice, El Salvador y el Golfo de Honduras.
Al ser un país dirimido por la montaña y la playa pensé que la mejor opción sería pasar un tiempo en cada zona.
Pues entonces, mis primeros días fueron de meditación en la estela montañosa, al amparo de un cielo celeste – de día- y de estrellas – de noche.
Fuente:http://www.eviajado.com
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