martes, 15 de septiembre de 2009

Mi quierida Argentina

Pais muy interesante:
Allí surge el cerro San Javier. Cuando llegue el verano, las flores serán una fiesta de colores y perfumes. Desde hace una década, la Reserva Experimental de Horco Molle investiga flora, fauna, geología y arqueología de las yungas. Abre al público todos los días, igual que los parques Sierra de San Javier, Aconquija y Percy Hill.
En todos se siente la fuerza de los arrayanes, guacanes, molles, lapachos, horcos y nogales. Los laureles, que apenas dejan ver el cielo, son un mundo de pajaritos. En una caminata, un "changuito" los va nombrando: celestino, naranjero, carrasquita, chingolo, garganchillo, picaflor, chalchalero. Caminar por el bosque sobre los cerros permite descansar, meditar y llenarse de oxígeno. En Yerba Buena también se puede cabalgar, practicar mountain bike o largarse en aladelta, parapente o trike (aladelta con motor). Los que se animan a volar en el cerro San Javier despegan de Loma Bola, a 1.330 m sobre el nivel del mar, con un desnivel de 800 m. Las condiciones son suaves, el acceso al despegue es cómodo y el aterrizaje, amplio. Dicen que es el mejor lugar del país para volar en parapente. Muchos llegan sólo para volar. Mientras se recorren los senderos, suelen verse esas aves coloridas planeando lentamente sobre el cerro.
Las cabalgatas transcurren por distintas sendas. Algunas salen de las yungas y descubren campos de limoneros (aquí está la mayor producción mundial) y caña de azúcar. Se realizan cabalgatas nocturnas, para ver cómo la luna tucumana derrama la luz de su preñez sobre ríos, árboles y ranchos dormidos.
A pie por el Parque Sierra de San Javier, el silencio, la frescura y el aire hipnotizan. El camino depara tesoros inesperados, viejos rieles y durmientes de quebracho de un antiguo funicular, un puente colgante, el hocico de una mulita que asoma de su cueva, un arroyito de piedras azules, un misterioso rincón de arcilla roja -al que mariposas de alas negras y violetas beben en secreto-, una vieja escuela, las huellas frescas de un chancho, la piel que abandonó una yarará y devoran las hormigas. Son joyas en el Jardín de la República. Desde el hospedaje en Yerba Buena, los paseos a la Puerta del Cielo, los restos del funicular y la Usina de la Quebrada son inolvidables. Al pie de la sierra de San Javier se extienden hacia el este Tafí Viejo, Yerba Buena, San Pablo, Manantial, Lules y San Miguel de Tucumán, ciudad de 900 mil personas.
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