Marrakech significa ‘Tierra de Dios’ en árabe.

Viajar es vivir:
Algunos se quedarán boquiabiertos al llegar a la Plaza Jamaa el Fna. No es de extrañar ver a dentistas con alicates en mitad de la plaza, o escribas que certifican cartas de divorcio sin hacer pregunta alguna, incluso faquires que mastican cristal para entretener al público.
Otros, sin embargo, preferirán adentrarse y perderse por los zocos. Las tiendas más frecuentes son las de especies, piel, lámparas y babuchas, y la acción más común a la hora de comprar es el regateo. De hecho, es su deporte favorito, mientras que cuando llevas más de 72 horas regateando acabas por ceder a la oferta inicial.
Uno de los sitios que más tranquilidad, sosiego y calma desprende es el Jardín Majorelle, un jardín botánico creado por el diseñador y empresario Yves Saint-Laurent. Su azul majorelle y el amarillo girasol se combinan perfectamente con las más de 100 especies vegetales de los cinco continentes. Destaca su colección de cactus y buganvillas.
Otro lugar emblemático es la Menara. Antiguamente estaba destinado a ser el lugar de los encuentros amorosos de los sultanes de Marrakech. Actualmente es un pabellón de recreo rodeado por un jardín de olivares. La clave esencial se halla en las vistas panorámicas: detrás de este pequeño pero esbelto edificio se encuentra el Atlas, la cordillera más importante del norte de África.
Fuente:http://www.eviajado.com
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